Mucho se habla de generar hábitos o rutinas saludables en todos los aspectos, que si la alimentación, que si el sueño, que si el ejercicio, que si meditar, que si leer, que si salir a la naturaleza, pero ¿y si no nos gustan esos hábitos?
¿Qué pasa cuando necesitamos cambiar de hábitos porque, simplemente, los que tenemos ya no nos llenan o solo porque se nos antoja hacer alguna cosa que hace alguien más y es solo por curiosidad?
No podemos negar que somos entes de hábitos, de rutinas y de obsesiones que nos llevan a una zona de confort que es todo, menos de confort. Y es ahí en donde debemos poner atención y ver qué sí nos puede funcionar para salir de ahí, pero sin presiones, sin imitaciones locas y logrando personalizar la rutina a nuestro entendimiento y plena satisfacción.
Ahora está de moda el meditar, leer, hacer yoga, es decir, hacer alguna actividad que nos de paz mental, pero no podemos negar que una vez que terminamos de hacerla en menos de dos horas ya tenemos el estrés en el cerebro diciendo que hay que terminar algo o hay que atender a alguien o simplemente no nos deja relajarnos y mantenernos en ese estado zen que tuvimos hace unas cuantas horas.
Por eso, propongo que hagamos nuestras rutinas, que vayamos por la vida observando y anotando (sí, traer una libretita o el cel a la mano para anotar todo lo que se nos ocurra siempre es una muy buena idea) lo que a nosotros nos llame la atención y nos haga clic.
Por ejemplo, en mi caso no necesito levantarme a las 5.00 de la mañana para meditar 20 minutos, leer 20 minutos y tomarme un té relajante por otros 20 minutos y así tener mis 60 minutos de relax, ¿por qué? porque no tengo una vida demasiado agitada o llena de actividades de hijos, entonces ahí está una clave para no imitar a nuestros influencers favoritos y sus rutinas y caer en el error de que si le funciona a él/ella entonces me funciona a mí también.
Además, al hacer nosotros nuestra rutina y personalizarla es más seguro que la llevemos a cabo con constancia y no solo unos cuantos días y luego lo echemos todo por la borda.
Y, ¿cómo? Pues fácil, si te gusta leer entonces encuentra el mejor momento del día para hacerlo y si tienes interrupciones como hijos, trabajo, estudios o lo que sea hazle saber a todos que es tu momento, que son tus 20 minutos.
A mi me gusta la hora de la comida, para sentarme a la mesa, con una mesa bonita, bien presentada, comida rica y calientita – bendiciones del Home Office – y tomarme mi tiempo para comer, ahí encuentro mi momento zen y que me relaja del acelere de las mañanas laborales, guardo mi celular o lo dejo alejado y me concentro en la comida, en disfrutarla y saborearla.
Cuando descubres lo que te da paz, entonces es muy probable que lo repitas y que sin darte cuenta lo hagas un hábito que no es para nada aburrido ni tedioso. Siempre me ha llamado la atención la gente que dice que si no hacen ejercicio se ponen de malas y hacen ejercicio extenuante, yo, simplemente no puedo. Para mi ejercicio es algo sin impacto, sin la necesidad del sudor excesivo y del acelere cardiaco que no me deja respirar, es relax y movimiento, es otro momento de paz.
Regresemos al tema de las libretas o algo en donde anotar. Aquí es importante que si estamos en algún lugar llámese centro comercial o parque o donde sea observemos, sí, observemos a la gente a sus costumbres a sus actividades y seguro encontraremos alguna que nos guste, que nos llame la atención y que sea ahí en donde digamos ¡ese podría ser mi momento zen del día!
Tomando un café sin libro, sin celular, sin amigos, sin nada, solo tomando café y viendo pasar gente. Comiendo un helado, leyendo en una banquita o en el pasto, caminando y haciendo window shopping, tomando fotos, leyendo los slogans de las marcas y sacando ideas para escribir nuestro blog, en fin, mucha variedad para observar y poder identificarnos con actividades que nos gustaría hacer para tener paz mental.
Ahora, también debemos tener una rutina en cuanto a la salud física, alimentación y ejercicio. Ayer leí algo que me pareció interesante y es que, si comemos 3 comidas principales y 2 colaciones al día, por lo general, entonces dan un total de 35 comidas a la semana (5 comidas al día X 7 días a la semana), lo que da lugar a comer “mal” de 3 a 5 veces. Es decir, un chocolate como colación o unas papas a la francesa en la comida no van a estropear mucho, la clave está en la constancia, la disciplina y en los excesos.
El chiste está en encontrar lo que nos guste y hacerlo para divertirnos, para sentirnos bien y para disfrutar lo que hacemos y comemos, de qué sirve vivir en el gimnasio y comiendo lechuga hervida si no nos da paz mental y para recontra… nos perjudica por aquello del estrés y la inflamación celular.
Desde mi punto de vista se vale leer libros de superación y auto ayuda y es mega válido adaptar las sugerencias que nos dan en lo personal y a nuestro estilo de vida y si, al principio es un gran esfuerzo, pero luego se hace el hábito y no se convierte en una pesadilla rutinaria de la que no puedes más que alejarte.
Y poco a poco, al ir agregando hábitos que nos gusten crearemos nuestra rutina feliz, que no se sentirá como obligación y que disfrutaremos hasta que lleguemos, de nuevo, a la zona de confort y volvamos a empezar.
¿Qué hábitos que no son rutinarios te gustan o prácticas? Cuéntanos y tal vez, podamos darnos ideas entre nosotros.