Si bien la pandemia ya llegó a su fin en mayo de este año, es importante resaltar que hay estadísticas que demuestran que casi el 70% de las empresas permaneció con un sistema de trabajo remoto o home office y, en algunos casos, híbrido.
El cambio a home office que se dio abruptamente cuando inició la pandemia en 2020 trajo consigo varios cambios en el ámbito profesional y para muchos, la transición a home office fue una invitación al cambio.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo fue evidente que el trabajo remoto presenta retos, desde los más sencillos hasta unos mucho más complejos como el estrés que esto causa.
En este artículo exploraremos varios estresores, dichos por los análisis que han hecho los expertos, asociados con el trabajo remoto, pero no nos vamos a quedar solo con mencionarlos, te daremos opciones para reducir ese estrés.
El estrés llegó con el Home Office
La telecomunicación, o home office o trabajo remoto o trabajo desde casa tiene un kit de estresores que pueden llegar a impactar el bienestar psicológico de las personas, ¿por qué? Simplemente, porque se combina el trabajo de casa con el trabajo en casa.
Con esta combinación de hacer los deberes de la casa y, además, los deberes del trabajo, se genera mucha más presión para estar todos organizados y cumpliendo tiempos.
Algunos de estos estresores son:
- Para las nuevas generaciones sobre todo: aislamiento social. Este es considerado uno de los más grandes estresores ya que al carecer de interacción social con los colegas, – ya sabes, el chismesito matutino mientras se toma cafecito, la hora de la comida y compartir alimentos como niños en el recreo y muchas otras cosas – trae de la mano sentimientos de soledad y desconexión.
El aislamiento afecta el sentido de pertenencia del empleado y lleva a la insatisfacción laboral. - Balance entre vida y trabajo: lo que comentábamos arriba, en dónde encontramos ese balance entre estar en la oficina y “desentenderse” de varias cosas y ahora hacerlo todo y mantener un balance entre todo. Esto puede resultar en más horas de trabajo o dejar a un lado la vida social y no porque no seamos capaces, pero si interrumpo mi trabajo para ir por un snack, para atender niños, para hacer de comer, para comer, para relajarme mientras hago digestión, etc, es muy posible que en la noche se trate de compensar ese tiempo y pues es ahí donde entra el sentimiento de trabajar más.
- El reto de la tecnología: depender de ella para todo y en todo momento ¡eso genera mucho estrés! Da la sensación de trabajar 24/7 y no poderse desconectar. Cuando ibas a oficina a la hora de la salida se acababa tu jornada, pero ahora pues “debes” estar conectado por los siempres de los siempres o corres el riesgo de “ser irresponsable y no ponerte la camiseta”.
- Falta de rutina: ¡No hay más que decir! Va junto con pegado con el punto 1. Simplemente es combinar todo, con todos y en todo momento. ¡Agotador! Esta falta de rutina puede llevar a procrastinar o a disminuir nuestra productividad.
Y ahora ¿qué hacemos?
Bendito Dios y toda la corte celestial o poder supremo que así como se investigan las causas perjudiciales del home office, también siempre hay alguien que sale con la propuesta de solución y nos facilita la vida.
- Establecer un espacio solo para trabajar. Si, si, seguramente ya lo tienes desde junio del 2020, peeeeeero pues confiesa: ¿nunca te has llevado tu compu al sillón o cama y trabajas mientras ves una serie? ¡Aja! Entonces esto nos lleva a seguir en el círculo vicioso de no definir nuestros espacios y tiempos y, sobre todo, a tener un límite claro y definido para lo laboral y lo personal.
- Límites, límites, límites: ¿Saludables? ¡Sí! ¿Necesarios? ¡Por supuesto! ¿Difíciles? ¡Ni que lo digas! Lo fácil es definir un plan de trabajo que incluya horas, espacio y actividades a realizar, ahora que cumplirlo es donde está el chiste. Es como hacerse la lipo – la cirugía es lo más rapidito y sencillo – a ver ahora haz dieta y ejercicio para mantenerte ¡Ouch! En Funnel consideramos que el límite más complicado es poner a raya las interrupciones que si del hijo, del perro, de la vecina, del repartidor de Amazon, del del gas, etc., etc., etc.
- Haz pausas. Las pausas regulares previenen el agobio y el agotamiento. Una caminata a la tiendita por el snack, estirarse y preparar un cafecito con calma y paz o solamente respirar y voltear a ver la pared en vez de la pantalla son grandes pausas que traen grandes beneficios. Ahora que si quieres ser más pro entonces ya puedes tener casi que apps y recordatorios para pausas más elevadas como tipo una mini rutina de ejercicio o hacer algo que disfrutes mucho.
- Conexión social. Convivir, convivir y convivir. Muchos de nosotros nos acostumbramos a estar en la comodidad del hogar y la convivencia se volvió vía telefónica, principalmente. Sin embargo es de suma importancia salir a que nos de el aire, abrazar a las personas, convivir con ellas, verlas en persona y con esto ayudamos a combatir la sensación de aislamiento.
- Manejo del tiempo. ¿Tienes más actividades de las que puedes manejar? Existe una técnica que se llama Pomodoro y se enfoca en tener intervalos de trabajo con descansos cortos entre cada intervalo. Esto incrementa la productividad y previene el agotamiento.
- Rodéate de tu red de apoyo. No dudes en pedir ayuda a tus colegas o superiores si estás batallando. Te pueden brindar recursos, apoyo, guía o escucharte para aliviar tu estrés. ¡No estamos solos! Solo estamos desorganizados.
- Y la más importante: Reduce el tiempo que pasas frente a una pantalla. La luz azul de las pantallas es disruptora del sueño, entonces estás estresado porque tienes mucho trabajo (es como si fuera mucho mejor persona quien se ahoga en trabajo que el que se organiza para hacer todo más eficientemente), entonces terminas de trabajar a las 11.00 de la noche – si bien te va – y luego ves el celular, claro que no duermes bien y al otro día estás más cansado que cuando te fuiste a dormir. ¡Suelta el celular!
En corto y para terminar
El home office ofrece muchos beneficios y muchos perjuicios, como todo vea? El peor de todos es el estrés, esa sensación de tener el cuello rígido y sentirnos cansados todo el tiempo es cero amigable.
Es básico que nos organicemos y nos enfoquemos en minimizar estos estresores asociados con el home office con estrategias que nos ayuden y apliquen a nosotros. Con estrategias, organización y sobre todo, rutinas saludables podremos incrementar nuestro bienestar y lograr el tan anhelado balance entre trabajo, casa, amigos, familia y demás.